Experimentando un MOOC desde la perspectiva del profesor

Como profesor desde hace mucho tiempo que he trabajado en diferentes ámbitos: presencial, online y blended. Las últimas semanas estoy colaborando el MOOC de la UOC en MiriadaX: Introducción al BI.

El concepto de MOOC no es nuevo para mí, pero desde la perspectiva de alumno. En cuanto surgió coursera realicé un par de cursos.

Como os podéis imaginar en este tipo de cursos hay otras dinámicas. Como formación tiene mucho autodidacta e incluso debe alimentarse de las dinámicas de gamificación para poder guiar al alumno durante el curso. Además es necesario ser flexible puesto que los tradicionales grupos de alumnos se multiplican.

Desde la perspectiva del profesor este tipo de educación es un reto, puesto que más allá de la propia figura de curador de contenidos éste se debe transformar también en un gestor de comunidades cosa que va más allá de la tradicional gestión de alumnos.

Ya no hablemos (puesto que da para largo), cómo diseñar un programa para un MOOC que cubra las expectativas de más de 18000 inscritos.

En unas semanas, terminada esta primera edición, será el momento de la reflexión y de determinar qué ha tenido éxito y qué se debe mejorar.

Lean y Agile

En los últimos años, en el contexto del Business Intelligence, estamos escuchando la aplicación de metodologías ágiles en el desarrollo de proyectos. Como en todas las cosas, los proyectos tienen mayor o menor fortuna en función de muchos parámetros (y no sólo en la aplicación de la metodología, pero ayuda y mucho) sino que sea esto preguntado a los que juegan sólo con dos variables (tiempo y recursos) en la coctelera y que les pregunten por el resultado.

¿Qué necesitamos para desarrollar un proyecto de inteligencia de negocio? Conocimientos (de negocio, de business intelligence, de tecnología,…), una estrategia de despliegue (huyan los de aquí todo vale, que esperan que otros venga a recoger los entuertos) y una implementación recurrente capaz de mirar más allá de los límites de un proyecto inicial. Sí, estrategia.

Uno de los principios ágiles (consultad el manifiesto) dice (dixit):  «Continuous attention to technical excellence and good design enhances agility». Será que me paro a pensar en las cosas óbvias. Business Intelligence no sólo es tecnología, pero sin el medio no hay nada y sin conocer la solución y sus características técnicas (y ¡límites! que no todo es válido, amigos) aún menos. Y me repito en lo óbvio, si la excelencia técnica fuera lo único aún podríamos salvar la partida, pero ya se dice,… no hay dos sin tres (para otro día).

Cuando pienso en metodologías ágiles, a poco mi mente tropieza con el lean. Para los amigos, se resume en buscar de forma compulsiva (agresiva que dirían algunos) la mejora continua y el desecho de desperdicios. Ser lean es ser un agente del cambio que detecta puntos de mejora y entiende que dichos puntos de mejora sacan a la luz pasos de valor no añadido (waste) que es necesario erradicar.

Un desarrollo ágil es un primo del lean en el que cada iteración produce mejoras y una velocidad de crucero acertada a la producción, sin llegar a los extremos del lean. Es lícito pensar (al menos desde mi prisma) que agile conduce a un desarrollo de software de calidad, mientras que lean conduce a una cultura de calidad.  Estamos hablando de ordenes de magnitud diferente.

¿No sería interesante considerar el BI desde un enfoque lean basado en agile? (uff,… me miro la pregunta y yo mismo me quedo pensando si no he construido una montaña inalcanzable para la mayoría). En definitiva el lean es una filosofía y agile una metodología de gestión que puede complementarse de forma adecuada.

¿Qué os parece?

Para los interesados en lean recomiendo leer (como punto de partida): The Goal,  The Toyota Way y Lean Thinking.