El deporte de los datos ya es una realidad

El pasado mundial en Brasil ha marcado un antes y un después para el aficionado del fútbol. Más allá de la victoria final de Alemania ante Argentina o la contundente derrota de Brasil (también ante Alemania), hemos visto como las estrategias de datos y, en general, la tecnología aplicada al deporte han ido calando tanto en el terreno de juego como en la forma en la que los medios de comunicación analizan y retransmiten los partidos. No es sólo que se use teoría de juegos para los penaltis sino que se aplica el análisis a todas las facetas de este deporte.

Mucha gente piensa que el fútbol es un arte sobretodo si han visto jugar a Zidane o a Messi. Pero cada vez está quedando más patente que el fútbol moderno es una combinación de arte y ciencia, como ya nos demostró el fútbol total de Pep Guardiola en el Barça y, ahora, en el Bayern.

Tenemos de reconocerlo. Hay una tendencia imparable en el deporte, llamada sports analytics o analítica del deporte, en la que todos los actores implicados en una disciplina capturan, procesan y analizan datos para tomar mejores decisiones. Pero centrémonos en la disciplina que nos interesa: el fútbol.

Desde hace bastantes años los seguidores del deporte rey (entre los que me incluyo) estábamos acostumbrados al análisis de los partidos después del mismo. Estamos hablando no sólo de estadísticas (tiros a puerta, pases correctos e incorrectos, faltas,…) sino también de un análisis pormenorizado de las estrategias de ambos equipos. De hecho, así es como todo el mundo podía entender el juego de tiki-taka de la selección española. Los avances en video cámaras y técnicas de captura, procesamiento y análisis conocidos como Big Data permite actualmente hacer este tipo de análisis ya no sólo a posteriori sino en tiempo real. Esto es lo que ha marcado el último mundial: un retransmisión del partido basada en hechos y datos, que nos ha permitido conocer que Messi es el mejor jugador del mundo por su rendimiento y que sólo Cristiano Ronaldo está a su altura.

No sólo los medios de comunicación son los que usan las nuevas tecnologías. Los principales beneficiados son los equipos de fútbol. Las aplicaciones de sensores, cámaras, ropa inteligente y Big Data son múltiples. Por ejemplo, los datos capturados permiten:

  • Analizar y diseñar estrategias de juego competitivas a partir del juego propio y de los contrarios
  • Medir y comprender el rendimiento a nivel de jugador y equipo a través de la captura de datos a lo largo de los partidos y entrenamientos
  • Optimizar el rendimiento físico de los jugadores, poder detectar lesiones e incluso acelerar su recuperación
  • Diseñar políticas de contratación de jugadores alineadas con la estrategia de juego y fundamentadas en su rendimiento y potencial.

Es decir, los equipos de fútbol usan los datos y conocimientos de múltiples disciplinas (desde la biología hasta la economía) para diseñar las mejores escuadras posibles con su presupuesto a lo Moneyball. Incluso los jugadores usan entrenamiento cognitiva tanto dentro del campo como fuera del campo (revisando y analizando imágenes).

La tecnología va calando poco a poco en el terreno de juego también. En el último mundial se ha usado la tecnología de ojo de halcón, ya famosa en el tenis, para identificar goles fantasma que más de una vez han distorsionado el resultado de partido. Durante los entrenamientos, las constantes vitales de los jugadores son medidos mediante sensores en la equipación permitiendo que no vuelvan a pasar casos como Dani Jarque. El césped y, en general, es estadio es caldo de cultivo de optimizaciones basadas en el dato. Y además, las casas de apuestas también usan modelos estadísticos para hacer predicciones de los resultados.

Así que noticias como las de SAP dando soporte en el análisis de datos a la selección alemana para procesar millones de datos generados en un partido no nos deberían sorprender, puesto que se van a volver más y más habituales si los equipos quieren competir en iguales condiciones.

Los aficionados a la fórmula 1 están acostumbrados desde hace años a hablar de la telemetría de los coches, a qué significa optimizar las paradas en los pitstops para arañar unos segundos y a entender que la estrategia de la carrera depende de múltiples factores como la climatología, la forma de conducir el piloto, la posición en carrera, el tráfico o el material de los neumáticos. En el tenis hace años que se usa el ojo de halcón. En el fútbol americano, los sensores RFID están al orden del día.

Así que, la próxima vez que veas un partido no sólo disfrutes con vuestros colores sino también con las estrategias de cada equipo. Bienvenido sea el fútbol de datos, y en general, el deporte de los datos. Queramos o no ha venido para quedarse y ya nada será igual.

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